ciertas conductas que no correspondían al estereotipo impuesto por el cabeza de familia. Es evidente que estas actitudes son tan pecaminosas como las que pueda haber desarrollado la persona que ha caído. Por ello, el Consejo Pastoral tendrá que educar a la Comunidad Cristiana para que la familia sea el soporte imprescindible en el proceso de recuperación espiritual y que no opte por el rechazo, sino por la aceptación personal. Esto es una medida de amor. En alguna ocasión, mis hijas me han preguntado
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